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April 13, 2015Bien lo decía Benito Juarez: “Entre los individuos, como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz”. Y es que podríamos afirmar que no existe mayor manifestación de amor entre desconocidos que respetar el derecho de los demás. Nosotros, los seres humanos, debemos reflexionar y poner en práctica cada día esta gran obligación y compromiso. Cada persona, dependiendo de los dones y la gracia recibida en la vida, tiene, en mayor o menor proporción, el compromiso de respetar el derecho ajeno y, los dirigentes, presidentes, representantes y demás personas con poder para influir y conseguir cambios en una sociedad, la obligación de hacer realidad los derechos de los demás.
En este sentido, uno de los grandes logros de la humanidad fue la Declaración Universal de los Derechos Humanos, la cual fue redactada por representantes de casi todas las regiones del mundo y adoptada por las Naciones Unidas el 10 de diciembre del año 1948. La Declaración describe los treinta derechos fundamentales que constituyen la base para una sociedad democrática, los cuales fueron agrupados en tres generaciones de derechos: los derechos vinculados con el principio de la libertad que son los derechos civiles y políticos; los derechos vinculados con el principio de la igualdad, que son los derechos económicos, sociales y culturales; y los derechos vinculados con la solidaridad.
He aquí, brevemente, nuestros 30 derechos universales:
- Nacer libres e iguales en dignidad y derechos.
- No discriminar por raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición.
- Derecho a la vida, libertad y seguridad.
- No a la esclavitud.
- No ser sometido a torturas ni a penas o tratos crueles, inhumanos o degradantes.
- Reconocimiento de la personalidad jurídica.
- Ser iguales ante la ley y que la ley nos proteja.
- Acceso a la justicia.
- No ser arbitrariamente detenido, preso ni desterrado.
- Tener un juicio justo e imparcial.
- Ser inocente hasta que se demuestre lo contrario.
- No ser objeto de injerencias arbitrarias en nuestra vida privada.
- Libertad de circulación y de elección de residencia.
- Derecho a buscar y a disfrutar de asilo.
- Tener una nacionalidad.
- Casarse y tener familia.
- Derecho a la propiedad individual y colectiva.
- Derecho a la libertad de pensamiento, conciencia y creencia.
- Derecho a la libertad de expresión y opinión.
- Derecho a la libertad de reunión y asociación pacífica.
- Derecho a participar en el gobierno de su país.
- Derecho a la seguridad social.
- Derecho a un trabajo equitativo y a la protección contra el desempleo.
- Derecho al descanso y a disfrutar del tiempo libre.
- Derecho a un nivel de vida adecuado que asegure alimentación, vestido, vivienda, asistencia médica, servicios sociales y seguros.
- Derecho a la educación.
- Derecho a gozar de las artes, cultura y participar en la ciencia.
- Derecho a un mundo justo y libre donde todos estos derechos sean plenamente efectivos.
- Derecho a desarrollarse como persona a través de su comunidad.
- Derecho a que nadie pueda quitarnos estos derechos.
Recordemos siempre nuestros derechos humanos, pongámoslos en práctica, nunca violemos ni permitamos que otros violen uno sólo de estos derechos, solo así aportaremos nuestro granito de arena para conseguir vivir en un mundo mejor, siendo esta, indiscutiblemente, nuestra mayor declaración de amor hacia el prójimo y el mundo.
Artículo publicado en la revista saladeespera.com.do